Consejo Superior Universitario aprueba actualización de la Política para la Equidad de Género de la UES

El pasado 28 de abril el Consejo Superior Universitario (CSU) aprobó de manera unánime, la actualización de la Política para la Equidad de Género de la UES, (PEG-UES) de la Universidad de El Salvador. El objetivo de esta nueva política es establecer los procesos de transformación orientados al desarrollo de una cultura y una práctica de igualdad entre mujeres y hombres en la comunidad universitaria, que contribuyan a la construcción de una sociedad más justa, educada e incluyente y que posicionen a la Universidad como un actor relevante y potenciador de los cambios civilizatorios en el país.

Esta normativa en la UES es en un instrumento de carácter vinculante, que debe contar con la aprobación de las máximas autoridades del Gobierno Universitario para dar cumplimiento al marco normativo nacional e internacional, en materia de igualdad, que colocaría a la UES como una institución pública comprometida con el pleno desarrollo del país.

Con el acuerdo de aprobación del Consejo Superior Universitario, se procede a implementar la PEG, dice el licenciado Danilo Ramírez, director del Centro de Estudios de Género y agrega que «aunque la Ley Orgánica de la UES actual no se refiere a las políticas, el artículo 25 de la misma, literal ñ,  mandata elaborar los reglamentos específicos que sean necesarios para la buena marcha de la Universidad y proponerlos a la Asamblea General Universitaria, para su correspondiente aprobación, por lo que el CSU deberá enviar a la Asamblea General Universitaria la actualización de esta Política,  «para su aprobación y al mismo tiempo lograr mayor compromiso institucional, pues la política para la Equidad de Género, en su ejecución contiene corresponsabilidades de los máximos organismos de decisión tanto legislativa como administrativa, así como con las autoridades centrales y locales», agrega.

La primera Política de Equidad de Género de la UES data de 2007, siendo en aquel momento, el primer instrumento orientado a la institucionalización de la perspectiva de género al interior de la Universidad, en un contexto en que en el país no había normativas orientadas a reconocer el derecho de las mujeres a vivir libres de discriminación y violencia.

En los últimos años diez años, El Salvador ha avanzado en la aprobación de legislación en materia de igualdad y vida libre de violencia para las mujeres, la cual establece responsabilidades a todas las instituciones del Estado, incluyendo a la Universidad de El Salvador, por lo que cualquier instrumento que busque avanzar hacia la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres, debe tomar en cuenta este marco normativo.

Durante los años de vigencia de la PEG-2007, el Centro de Estudios de Género creado en 2004, ha realizado diversos esfuerzos para lograr su implementación, y si bien se han tenido logros importantes, aún persisten retos y desigualdades al interior de la universidad, por lo que en el contexto actual, se ha desarrollado un proceso de actualización de la Política, que permitirá institucionalizarla, lo cual implica pasar de lo formal a lo real, con acciones concretas desde el funcionariado de alto nivel, donde el discurso público y privado sean congruentes al momento de ejecutar acciones a favor de las mujeres, y en ese sentido, lograr una apropiación adecuada de esta normativa por parte de toda la comunidad Universitaria.

A partir de su aprobación, «se está trabajando con Vice Rectoría Académica para la reproducción de la política, la cual será entregada a las autoridades de las 12 facultades y jefaturas de las unidades administrativas para su conocimiento», manifiesta el director del Centro de Estudios de Género.

Para establecer las responsabilidades respecto de los compromisos incorporados en la Política, esta cuenta con un Plan de Acción, que contribuirá a orientar la planificación institucional.  En ese marco «se elaborará un plan operativo que permita la ejecución del Plan de Acción plasmado en la PEG y es a través de la Comisión Académica del Consejo Superior Universitario que se prevé visitar las autoridades de las doce Facultades, Juntas Directivas y Comité Técnico Asesor, para realizar acciones de sensibilización y formación con su personal para que la aplicación sea todo un éxito», agrega el licenciado Ramírez.

La actualización de la Política para la Equidad de Género forma parte de las acciones desarrolladas en el marco del Proyecto «Edificando Relaciones de Equidad de Género en la Sociedad, desde la Universidad de El Salvador», ejecutado en la UES por Médicos del Mundo y Centro de Estudios de Género.

 

 

Caracterización y perspectiva del trabajo doméstico remunerado y no asalariado en El Salvador

Por: María Magdalena chinchilla

PALABRAS CLAVES: Economía feminista del cuido, trabajo doméstico decente, trabajo doméstico remunerado, trabajo doméstico no asalariado.

RESUMEN

El objetivo  de este ensayo, es determinar las características, condiciones de trabajo, económicas y de vida de las mujeres, que se desarrollan en un empleo doméstico remunerado, así como las no asalariadas, abordando la investigación desde una perspectiva multidimensional y holística, para fundamentar recomendaciones en  la formulación de una política pública, que incorpore el trabajo decente  en el empleo doméstico y reestructure los sistemas de cuido, roles, estereotipos y paradigmas actuales en la sociedad que asignan esta actividad mayoritariamente en las  mujeres, desarrollado desde un enfoque de la economía feminista del cuidado.

INTRODUCCIÓN

En este breve estudio se hace énfasis en el aporte conceptual de la teoría feminista, el rol del cuido como categoría central para analizar y entender el trabajo doméstico, en el funcionamiento del sistema económico, examina la injusticia de las actuales formas de organización social del cuido y los desafíos que impone a las políticas públicas, en el contexto de una sociedad como la salvadoreña que aspira a mayor igualdad.

El empleo doméstico es una de las ocupaciones más antiguas, que se origina en el trabajo esclavo y otras formas de servidumbre. Históricamente el trabajo doméstico ha sintetizado el cruce de las discriminaciones basadas en la raza/etnia (servidumbre), la clase social y las de género (asignación de las tareas domésticas y de cuido de forma casi exclusiva a las mujeres, ya que muchas de las personas vinculadas al sector del servicio doméstico son mujeres en condiciones de vulnerabilidades múltiples (CEPAL, ONU Mujeres , & OIT, 2020).

El Convenio núm. 189 de la Organización Internacional del Trabajo, define el trabajo doméstico como el trabajo realizado en un hogar u hogares o para los mismos, en el marco de una relación de trabajo y como ocupación profesional. En El Salvador, el 10% de la población femenina económicamente activa, se inserta en el sector (del Trabajo doméstico), de éstas el 91% no reciben prestaciones, su salario es un 45% más bajo que el del resto de la población económicamente activa y solamente un 4% es cotizante del seguro social, es decir, sus condiciones son en su mayoría de inestabilidad y precariedad (IDHUCA, UCA, & OIT, 2015).

Aunque las trabajadoras domésticas suelen encargarse de la limpieza, la cocina, del cuidado de los niños, las personas de edad avanzada y las personas con discapacidad, así como de trabajos de jardinería, conducción de vehículos y vigilancia de domicilios, la realidad es que sus tareas varían según los países y a lo largo del tiempo. Dada la heterogeneidad de las tareas que realizan, se ha determinado que la característica definitoria del trabajo doméstico, es el lugar de trabajo, es decir, el hogar (OIT, 2021).

Para ponerlo en términos más prácticos y transversales, todas esas actividades desde lavar, planchar, cocinar, atender a las personas enfermas o que requieren atención especial; hasta escuchar, brindar apoyo y mostrar cariño, se realizan principalmente en el seno de los hogares, y son asignadas socialmente a las mujeres, como si fuese una obligación inherente a su feminidad y, además, un acto de amor y abnegación. Pero no se reconocen como lo que realmente son: trabajo no remunerado o remunerado. Trabajo, porque engloba actividades que implican un esfuerzo físico, mental e incluso emocional para quienes lo realizan y cuando no es asalariado, se asume que no tiene valor, pero el trabajo al ser productivo siempre crea valor para la sociedad (Valle Cuellar, 2019).

PERSPECTIVA TEÓRICA

El estudio, análisis y desarrollo de la caracterización del trabajo doméstico se fundamenta desde la perspectiva teórica de la economía feminista, que es un enfoque con abordajes holísticos y desde la reflexión heterodoxa, en la que se ocupa de dejar claras las dimensiones de género en la dinámica económica y sus repercusiones en la vida de las mujeres. La visión de pensamiento de la teoría feminista sobre el trabajo doméstico, se centra en la economía del cuido, busca participar y contribuir en la discusión feminista sobre las relaciones sociales y las formas de organización de la reproducción social, para reconocer y encontrar en ello las causas estructurales en la reproducción de las desigualdades.

Cuando el trabajo doméstico es remunerado resulta relevante destacar, que el tener un ingreso seguro y estable, parece ser un objetivo y una preocupación fundamental. Un ingreso con el que “cubren sus gastos personales, los gastos de la escuela (las que estudian) y apoyan a sus familias” (Agenda Económica de las Mujeres, UNIFEM, aecid, Concejo de Ministras de la Mujer de Centroamérica, & SICA, 2010).

DESARROLLO

Desde la economía feminista, se construye la categoría teórica que define el cuido, como un ámbito relevante de abordaje para la economía, que supone potenciar, hacer visible y destacar aquellos factores del cuido que contribuyen a producir valor económico, este enfoque se ubica dentro de un conjunto de miradas alternativas y hace una contribución específica al explicar las raíces económicas de la desigualdad de género. Uno de los aspectos centrales de esta mirada se refiere a la explicitación de la manera en que las sociedades resuelven la reproducción cotidiana de las personas y al rol que esto juega en el funcionamiento económico y en los determinantes de la desigualdad. Utiliza para esto el concepto de economía del cuidado (Rodríguez, 2015).

La economía feminista del cuido busca enfocarse en dos propósitos: en primera instancia potenciar el rol sistémico  y estructural del trabajo doméstico en el funcionamiento del sistema económico capitalista y en un segundo aspecto, pretende plantear el significado que eso tiene especialmente para la vida económica, social y familiar de las mujeres; tal como se organiza y funciona el trabajo dedicado al cuido, donde hay dos categorías; las mujeres que perciben muy bajos salarios y en las que no media ninguna remuneración y que se desarrolla en el interior de los hogares.  Lo anterior, tiene una finalidad fundamental en las economías capitalistas: la reproducción de la fuerza de trabajo.

La reproducción ampliada de la fuerza de trabajo y el capital se sostiene estructuralmente con el trabajo doméstico que es cotidiano, habitual, socialmente legitimado por el sistema, que facilita que el capital disponga todos los días de trabajadores y trabajadoras en condiciones de asumir un empleo, sin este soporte, el sistema capitalista colapsaría y no tendría forma de reproducirse.

Cabe destacar, que en los abordajes de la economía, especialmente las escuelas denominadas neoclásicas, pero  también las clásicas, este tipo de trabajo queda oculto o se encuentra enmascarado de acuerdo a las conveniencias,  sin embargo, la oferta laboral plantea o explica todo lo  opuesto, como el resultado de una elección racional de los individuos económicos entre trabajo y  no trabajo, determinada por las preferencias personales y las condiciones del mercado laboral, básicamente, el nivel de los salarios. Ocultando segregación sexual del mercado de trabajo se explica desde la lógica del patriarcado, criticando la reducción de los conflictos de género a la lucha de clases desde la óptica marxista, y es que no es posible homologar opresión y explotación. Además, para superar las desigualdades de género es necesario transformar no sólo el régimen económico, sino incidir en la división sexual del trabajo en el hogar-familia. (Brunet, 2016)

En este sentido, no se tiene en cuenta, ni el trabajo que esa fuerza laboral tiene como soporte al estar cubierta por los cuidos necesarios de higiene, alimentación, descanso, el cuido de niños y niñas y personas de avanzada edad, ni el trabajo del cual se le independiza al relevarle de compromisos de cuidado de aquellos que constituyen su núcleo familiar, que son con los cuales cohabita.

Como consecuencia se plantean dos variables, donde en una se hace énfasis en la división sexual del trabajo y en la otra, fuertemente concatenadas se construye antropológica y culturalmente, la naturalización de la capacidad de las mujeres para cuidar. Lo cual se refiere, a la estructuración de un paradigma social, desde la visión patriarcal, donde ideológicamente se propone de manera ficticia, que las mujeres tienen mayor capacidad que los hombres para cuidar, a partir de las diferencias biológicas en la evolución humana, sustentada en la capacidad que las mujeres tienen y los hombres no, de concebir, tener hijos y lactar. Una de las principales características de nuestras culturas y tradiciones intelectuales, es que son androcéntricas, centradas en el hombre, y que han hecho de éste el paradigma de lo humano, excepto cuando vemos la realidad desde una perspectiva de género (Gil, 2019).

El modelo de economía del cuido que se presenta, muestra que hay una incipiente regulación laboral del trabajo doméstico, en El Salvador y en los países de América Latina,  el esquema laboral facilita para que se produzcan largas jornadas que llevan a las mujeres, tanto en el empleo remunerado, como en el trabajo no asalariado a desgastes físicos y emocionales, con mayores cargas de trabajo en hogares, con privaciones socioeconómicas, sin remuneración e invisibilizados.

 

Fuente:   Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), La autonomía de las mujeres en escenarios económicos cambiantes (LC/CRM.14/3), Santiago, 2019

Desde esta perspectiva, es indispensable luchar por el reconocimiento profesional, la ampliación de derechos laborales, lograr estandarizar las remuneraciones, dada tanta heterogeneidad que permita mejorar los salarios, donde hay una alta concentración de mujeres que de modo invisibilizado realizan grandes aportes al bienestar social, todo ello se realiza ya sea con trabajo doméstico, del cuido remunerado y no remunerado

Los enfoques patriarcales cosificados en la cultura, consideran que esta especificidad biológica de las mujeres, también les confiere cualidades superlativas para otros elementos del cuido; como proteger y mantener aseados a los niños y las niñas, elaborar los alimentos, mantener limpio el hogar donde habitan, así como identificar y establecer el orden de las distintas diligencias de cuido indispensables en un hogar. Las diferencias entre mujeres y hombres respecto a las tareas que desempeñan para el mercado laboral y las de tipo doméstico, determinan algunas de las desigualdades de género más importantes. Es precisamente el mayor tiempo que dedican las mujeres al trabajo doméstico lo que restringe su inserción laboral y su participación en otros ámbitos, como puede ser el de la política o en campos relacionados con puestos de poder y de toma de decisiones; situándolas en condiciones de desventaja con respecto a los hombres y limitando su autonomía económica (Robles , 2017)

Desde el relato cotidiano o el sentido común, cuesta entender que lo anterior no es un atributo biológico o natural, se constituye en una construcción social, estructuralmente amarrada por las relaciones patriarcales de género, que se sustenta en raíces culturales históricas arraigadas, socializadas cotidianamente por distintos medios  y aparatos de reproducción ideológica, como la educación, la propaganda, publicidad, medios de comunicación y otras formas de difusión, donde influye también el folclor, las  formas de socialización en el seno de las familias, las creencias y prácticas de fe religiosas, así como las instituciones sociales y del Estado.

Como se plantea desde la teoría de la economía feminista del cuido, enfocar el asunto de cómo se estructuran los cuidos es de capital relevancia cuando se busca la construcción de sociedades más incluyentes con mayor equidad, donde se debe trabajar por reducir las brechas de desigualdades.

Fuente: Tomado del documento “Protección social al trabajo doméstico en El Salvador, OIT”

El gráfico demuestra, que en este estudio realizado considerando 10 años de información, de 2007 a 2017 hay una fuerte división del trabajo doméstico por sexo, donde como puede observarse, por el número de personas que lo realizan en los respectivos años, cerca del 90% son mujeres y solo el 10% hombres.

CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

Los grandes desafíos, para transformar en políticas públicas, el aporte fundamental de la economía feminista del cuido, se requiere de un abordaje integral, holístico y multifactorial; donde en el corto plazo  se  desarrollen   investigaciones, a través de estudios orientados a la construcción de una base de información  suficientemente robusta, que facilite la elaboración de diagnósticos con conocimientos objetivos, que caractericen la forma de cómo se estructura   la organización social del cuido, donde quede claramente explicitada la contribución del trabajo doméstico, tanto remunerado como no asalariado y el gran aporte que hace para el funcionamiento económico del sistema capitalista.

Los resultados derivados de los diagnósticos del   trabajo doméstico, como se le denomina en este estudio y como es conocido normalmente, se encuentra catalogado dentro del sector de la economía informal, ya que quienes se desempeñan en él, no cuentan con las prestaciones de ley establecidas, ni se les ha incluido para tener acceso al sistema de previsión social entre otras prestaciones y beneficios, con los que sí cuentan de alguna manera las personas que trabajan en el sector formal de la economía.

La profundización en el conocimiento de este tema, deben permitir un mejor acercamiento al problema, facilitar profundos análisis y reflexiones, para traducirse en una idea fuerza que favorezca la equidad y la inclusión social a través de la organización, movilización y lucha, que reivindique la demanda social en beneficio de políticas públicas del cuido, que edifiquen los fundamentos para su reestructuración y redistribución, entre todos los actores de la organización social del cuido y especialmente entre hombres y mujeres.

Dada la enorme importancia de la temática que se analiza, es insoslayable la necesidad de que forme parte en la agenda de discusión de políticas públicas como un asunto relevante. Para que esto sea posible como parte de la incidencia y concienciación de la necesidad de formular e implementar un conjunto integrado de políticas públicas, que extiendan las oportunidades para mujeres y hombres en el modo de organizar el cuidado y que se generen las condiciones necesarias a través de la legislación, para la armonía entre la vida laboral y familiar de las personas.

Lo anterior requiere de una política pública potente que incorpore regulaciones laborales, ampliación de licencias paternales, maternales y parentales, extensión, calidad y calidez de los servicios públicos  y comunitarios del cuidado, incorporación del concepto del trabajo decente doméstico en la legislación laboral y garantizar los medios para su cumplimiento, se requiere de orientar políticas públicas para la batalla cultural en la lucha de ideas, que permitan construir un nuevo relato, que en el largo plazo transformen la actual sociedad patriarcal con todos sus prototipos, arquetipos, pautas, patrones, modelos, tópicos  y clichés de género, en torno del cuidado que permitan romper  la  feminización del trabajo doméstico.

La familia sigue constituyendo la célula básica y fundamental de la sociedad, por tanto, la cuestión del cuido debe ser un problema de Estado, para garantizar sociedades más integradas y humanas, no es una cuestión solo de mujeres. Es una perentoriedad de todas las instancias de la sociedad y también de hombres y mujeres, que somos vulnerables e interdependientes.

Los logros relevantes que las mujeres han alcanzado en su protagonismo económico, político y/o de afirmación de derechos en distintos ámbitos es indispensable que se manifiesten en el espacio social de la organización del cuido, donde las grandes transformaciones estructurales requeridas, por el contrario, son extremadamente lentas o no se están produciendo. Alcanzar más justicia social en este ámbito, es un camino necesario para lograr mayor equidad económica, política y social, para edificar sociedades más igualitarias.

Bibliografía

Agenda Económica de las Mujeres, UNIFEM, aecid, Concejo de Ministras de la Mujer de Centroamérica, & SICA. (2010). La institucionalización sociocultural y jurídica de la desigualdad: EL TRABAJO DOMESTICO REMUNERADO EN EL SALVADOR. Obtenido de https://www.uca.edu.sv/economia/wp-content/uploads/El-trabajo-dom%c3%a9stico-remunerado.pdf

Brunet, I. (2016). Scielo.org.mx. Obtenido de http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1870-11912016000100061

CEPAL, ONU Mujeres , & OIT. (2020). TRABAJADORAS REMUNERADAS DEL HOGAR EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE FRENTE A LA CRISIS DEL COVID-19. Obtenido de https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/45724/1/Informe_CEPAL-ONUmujeres-OIT_es.pdf

Gil, M. I. (2019). El origen del sistema patriarcal y la construcción de las relaciones de género. Agora. Obtenido de https://www.agorarsc.org/el-origen-del-sistema-patriarcal-y-la-construccion-de-las-relaciones-de-genero/

IDHUCA, UCA, & OIT. (2015). Reconociendo el Trabajo Doméstico Remunerado en El Salvador. Obtenido de https://www.uca.edu.sv/idhuca/wp-content/uploads/Reconociendo-el-trabajo-dom%C3%A9stico-remunerado-en-El-Salvador-wcms_430190.pdf

OIT. (2021). Hacer del trabajo doméstico un trabajo decente: Avances y perspectivas una década después de la adopción del Convenio sobre las trabajadoras y los trabajadores domésticos, 2011 (núm. 189). Obtenido de https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/—ed_protect/—protrav/—travail/documents/publication/wcms_802556.pdf

Robles , A. L. (2017). EL TRABAJO DOMÉSTICO DESDE UN ENFOQUE DE GÉNERO. PIEGI. Obtenido de http://antares.iztacala.unam.mx/pieg/index.php/articulos-gaceta/trabajo/el-trabajo-domestico-desde-un-enfoque-de-genero/

Rodríguez, C. (2015). Economía feminista y economía del cuidado. Nueva Sociedad, 15. Obtenido de https://static.nuso.org/media/articles/downloads/4102_1.pdf

Valle Cuellar, L. (2019). Las trabajadoras invisibles. Obtenido de https://elfaro.net/es/201903/columnas/23095/Las-trabajadoras-invisibles.htm

Congreso de Género de la UES identifica propuestas de atención a mujeres víctimas de violencia

Redacción: Roselia Núñez

Primer día del Congreso: https://www.youtube.com/watch?v=JEBAa9BJ3Vo&t=187s

Con el objetivo de visibilizar la producción académica en materia de igualdad y las propuestas de atención a mujeres víctimas de violencia, el Centro de Estudios de Género de la UES desarrolló de manera virtual del 22 al 24 de noviembre de 2021, el tercer Congreso de Igualdad y Equidad de Género.

Los tres días de presentación de investigaciones con enfoque de género bajo los ejes temáticos: histórico social, derechos humanos y político jurídico, estuvieron a cargo de estudiantes y profesionales de Antropología, Periodismo, Relaciones Internacionales, de la Red de investigadoras en Diferenciales de Género y de la Maestría en Estudios de Género del alma mater.  Se contó además con la participación de expositoras de Honduras y República Dominicana, esta última a cargo de la Doctora Luisa navarro quien expuso sobre los aportes de las hermanas Mirabal (Patria, Minerva y María Teresa), conocidas como Las Mariposas, tres hermanas dominicanas asesinadas el 25 de noviembre de 1960, durante la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo.

Las ponencias están en nuestro canal de YouTube: https://www.youtube.com/channel/UCsrHo7HipC0PAoDleu2stXw

Además de ello, se realizaron talleres donde se identificaron los avances y retrocesos en materia de igualdad dentro del campus y se hicieron algunas propuestas de atención, entre las que se destacan: homologar la normativa universitaria con normativas nacionales en favor de las mujeres, crear un portal de transparencia que visibilice los avances y/o retrocesos en el tema de igualdad en la UES y la aprobación un reglamento que defina el proceso para la atención y sanción de la violencia contra las mujeres, entre otros aspectos.

Así también, la necesidad de crear campañas informativas permanentes sobre los derechos de las mujeres, campañas de educación en Salud Sexual y Salud Reproductiva, dirigida a personal orientador del área, para poder dar una atención libre de prejuicios valorativos, fortalecer al Centro de Estudios de Género de la Universidad de El Salvador, establecer alianzas internas para los procesos de formación y fortalecer las diversas unidades de capacitación de la UES, entre otros aspectos. Resoluciones en este enlace: https://drive.google.com/file/d/1G4X0Zvb1potA-w_mwchjO9Hm01oXlsGU/view?usp=sharing

La conferencia magistral del Congreso estuvo a cargo de la doctora Rita Segato, antropóloga y feminista argentina que en marzo de 2022 recibirá el doctorado honoris causa por parte de la Universidad de El Salvador, por su aporte a los estudios sobre violencia contra las mujeres en sus diferentes aspectos.

Durante su intervención que tuvo lugar el día 22 de noviembre, Segato se refirió a la violencia estructural, la violencia sexual y el abuso en el campo de la educación, desde la secundaria hasta la universitaria, a partir de una igualdad funcional (entre estudiantes de la misma edad y del mismo nivel educativo) y de la desigualdad funcional (entre profesor-alumna, empleador-trabajadora).

Cuando haya denuncias por violencia entre estudiantes, una de las soluciones que ella propone “como antropóloga y feminista, es el pluralismo jurídico, con características de los pueblos campesinos, indígenas y afrodescendientes, que tienen formas propias de hacer justicia…, donde hayan garantías dentro de la comunidad educativa, donde exista el derecho a la argumentación y la necesaria escucha entre las partes, para que ese proceso sea también educativo para toda la comunidad y no caiga en el error de linchamiento sumario”.

Enlace de la conferencia: https://www.youtube.com/watch?v=ekNAbEqkU5A&t=133s

Tomando en cuenta que la lucha por políticas públicas a favor de las mujeres, representan un beneficio para toda la sociedad, Segato habló de cómo la Universidad puede formar profesionales especialistas en el campo de género para ver cambios en la sociedad. Es imprescindible dijo, la obligatoriedad de materias de género con exámenes rigurosos…, donde haya por lo menos dos materias, dos seminarios con exámenes finales y parciales dependiendo de cómo sea el tipo de evaluación que tengan en la Universidad de El Salvador para todas las carreras de formación y si es posible mezclando estudiantes de diferentes carreras.

Propuso además que debe “trabajarse sin segregación entre hombres y mujeres en todos los campos de profesionalización, para salir de la minoritización, un problema y un obstáculo en la consecución de nuestras finalidades, por eso vemos por ejemplo que tenemos cada vez más instituciones, cada vez más políticas públicas, cada vez más leyes, pero no conseguimos disminuir la violencia”.

En 2018 la Red de Investigadoras en Diferenciales de Género de la UES realizó la investigación, la Universidad de El Salvador como espacio de reproducción de la violencia de género, arrojando que las mujeres son las más violentadas (64.82 %), seguido, así como la población LGBTI (34.66 %).  Esta evidenció además que en la UES se reproducen todos los tipos de violencia, siendo la psicológica y emocional (65%) y la sexual (15%) las más frecuentes y que los espacios donde mayormente se reproduce la violencia son las aulas (41.69 %); seguido de los cubículos (14.58 %), y en oficinas (10.02 %.). Investigación completa en este enlace https://genero.ues.edu.sv/wp-content/uploads/sites/28/2021/03/La-UES-como-espacio-de-reproduccion-de-la-Violencia-de-Genero-1.pdf

Entre las recomendaciones que hizo la red en ese momento están: armonizar la Legislación Universitaria con la normativa nacional, contar con un protocolo para la atención de las denuncias, crear una ruta de atención integral para garantizar los derechos de las personas y la aplicación de justicia, crear una instancia autónoma y especializada responsable de la atención, investigación y aplicación de sanciones en los casos de denuncias de violencia de género, así como transversalizar el enfoque de género en todas las actividades y sectores de la UES: planes de estudio, proyectos de investigación, otorgamiento de becas con criterios de igualdad de género, participación política, acceso a las carreras tradicionales y no tradicionales en igualdad de condiciones para mujeres y hombres, entre otras acciones a considerar para avanzar en la erradicación de la violencia contra las mujeres en beneficio de toda la sociedad.

De acuerdo al director del CEG-UES, licenciado Danilo Ramírez, las resoluciones emanadas del Congreso serán presentadas a las autoridades universitarias de las doce facultades, con el fin de garantizar que se dé cumplimiento a estas resoluciones.

El Salvador: La necesidad de un debate científico y ético sobre salud sexual y reproductiva

Por. Julia Evelyn Martínez

La autora es economista feminista y profesora de la escuela de economía de la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” (UCA) de El Salvador.

En el año 1633 Galileo Galilei fue condenado por el Sagrado Oficio de la Iglesia Católica   por la publicación de su obra “Diálogo acerca de los dos sistemas principales del mundo: el tolemaico y el copernicano”,  en la que se adhirió  a la teoría heliocéntrica de Nicolás Copérnico, que había sido declarada  en 1616 como herejía.  Treinta y tres años antes, el Sagrado Oficio había condenado a Giordano Bruno a ser quemado en la hoguera por  afirmar que el Universo era infinito y que el sol era apenas una estrella entre millones.

En el acta de acusación de Galileo se lee el siguiente párrafo: “ La doctrina de que la Tierra no se halla en el centro del universo ni está inmóvil sino  que gira, incluso en una rotación diaria, es absurda; es falsa desde el punto de vista psicológico y teológico y constituye, cuando menos, una ofensa a la fe”.

En un primer momento, el talante científico de Galileo se sobrepuso al miedo a la  inquisición y escribió un discurso de defensa en el que coloca a la ciencia y la razón por encima de los dogmas y la superstición. En un párrafo de este discurso se lee: “Se condena la doctrina que postula que la Tierra se mueve y el Sol está fijo, porque las Escrituras mencionan en muchos pasajes que el Sol se mueve y la Tierra permanece fija… Afirman los piadosos que las Escrituras no pueden mentir. Pero nadie negará que con frecuencia son abstrusas y su verdadero significado difícil de comprender; su importancia va más allá de las meras palabras. Opino que, en la discusión de los problemas naturales, no deberíamos empezar por las Escrituras, sino por los experimentos y las demostraciones”.

Sin embargo, meses después, cuando la hoguera se perfilaba como el posible desenlace de su enfrentamiento con el Vaticano, el pragmatismo se impuso  al espíritu científico de Galileo. Se retractó públicamente  y admitió que “habiendo sido amonestado por el Sagrado Oficio para que abandone por completo la falsa opinión de que el Sol se halla en el centro del universo y está inmóvil y de que la Tierra no ocupa el centro del mismo sino que se mueve… he sido… sospechoso de herejía, es decir, de haber manifestado y creído que el Sol es el centro del universo y está fijo, y que la Tierra no ocupa el centro del mismo sino que gira… Yo abjuro con toda sinceridad y con genuina fe, execro y detesto los mismos pecados y herejías y, en general, todas y cada una de las ofensas y sectas contrarias a la Santa Iglesia católica”.

Ciertamente Galileo corrió  mejor suerte que Gordiano Bruno, pero a cambio debió aceptar un deshonroso exilio en Florencia,  que si bien el permitió seguir investigado y desarrollado sus teorías, le condenó a vivir hasta el final de sus días con la certeza que la teoría heliocéntrica no estaba equivocada pero que tenía que mantener la boca cerrada para “no hacer olas”, ni cuestionar públicamente la posición de la iglesia.

Trecientos cincuenta años después, el Papa Juan Pablo II  informó al mundo que después de una investigación minuciosa se había tomado la decisión de  rehabilitar históricamente la vida y obra científica de Galileo, poniendo así punto final a este penoso pasaje de la historia de la relación entre religión y ciencia, que quedo así relegado a un simple  “malentendido que pertenece al pasado”.

En el dictamen de la Comisión del Vaticano que recomendó la rehabilitación de Galileo se señala que «la abjuración del sistema copernicano por parte de Galileo se debió esencialmente a su personalidad religiosa, que pretendía obedecer a la Iglesia aunque ésta estuviera en el error. Galileo no quería ser un hereje, no quería exponerse a la condenación eterna, y por tanto aceptó la abjuración para no pecar.» Es decir, que para la Comisión del Vaticano, la gran enseñanza de Galileo consistió en su decisión de abjurar de su teoría, no por creer que estaba equivocado, sino para no desobedecer a la Santa Madre Iglesia.

Muchas veces creemos que con la llegada de la Ilustración o del postmodernismo,  historias como las de Galileo Galilei pertenecen a un obscuro pasado, al cual la humanidad no podrá retroceder jamás. Otras veces, confiamos que los avances científicos y  la masificación de los medios de información y de comunicación en la era de la globalización representan la mejor garantía de que las sociedades no sucumban al  influjo  de la superstición y los mitos.

Sin embargo, en pleno siglo XXI se puede aún constatar en nuestro país como grupos de fanáticos/as religiosos/as imponen sus dogmas de fe como normas jurídicas, sociales y/o políticas a la cuales debe ajustarse la sociedad y la comunidad científica. Estos grupos  tienen el poder de enviar a la hoguera del desprestigio y del aislamiento social a cualquiera que intente cuestionar estos dogmas y/o sustituirlos por verdades científicas. Por eso, los partidos políticos, el Presidente de la República, los Magistrados de la Corte Suprema de Justicia,  los medios de comunicación, los tanques de pensamiento  y hasta las universidades,  les temen, y están dispuestos a evitar a toda costa entrar en una abierta confrontación con ellos, aunque esto signifique renegar de la ciencia y/o de los derechos humanos.

Se dice que para muestra un botón. Tomemos como botón de muestra de este retorno al oscurantismo, la postura de la Jerarquía de la Iglesia Católica en torno a la prohibición del  uso de las métodos anticonceptivos de emergencia, (conocidos como “píldoras del día después”), cuyo uso podría evitar embarazos forzados en mujeres que han sido víctimas de violación o que han sido obligadas por sus parejas a mantener relaciones sexuales sin protección.

El uso de métodos anticonceptivos es una constante a lo lago de la historia de la humanidad  y su uso esta documentado en las grandes civilizaciones y culturas (Egipto, Grecia, Roma, China, etc.). Es decir, estos métodos no aparecen con el advenimiento de la “revolución sexual” de los años sesenta ni tampoco con la aprobación de instrumentos jurídicos relacionados con los  derechos  humanos de las mujeres. Se trata de un campo de investigación y desarrollo de la ciencia  en constante innovación, que ha permitido mejorar las condiciones de salud sexual y reproductiva de millones de mujeres y hombres en todo el mundo, y que hasta el advenimiento del neoconservadurismo y del neo integrismo en los años ochenta, no contaba con una oposición significativa de parte de sectores religiosos.

De acuerdo al Doctor Horacio Bruno Croxatto, considerado la máxima autoridad científica en materia de  investigación y desarrollo de métodos anticonceptivos de emergencia en el mundo, las píldoras anticonceptivas de emergencia (PAE) son solo  compuestos hormonales que actúan  en la fase pre-ovulatoria, es decir,  antes de la fecundación de un ovulo y de implantación  de un embrión en el útero, que es cuando científicamente se reconoce la existencia de un embarazo. Lo único que pueden hacer las PAE para impedir el embarazo es retardar  o inhibir  la ovulación, (impedir que el ovulo salga del ovario). Una vez que la ovulación ha ocurrido, las PAE no tienen ningún efecto. De allí la importancia de usarlas lo antes posible después de una relación sexual y no esperar “hasta el día después”.

Curiosamente,  una  gran parte de los cincuenta años de investigaciones del doctor Croxatto se realizaron en la Facultad de Medicina de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Por orden del Vaticano  fue separado en 1998 de su cátedra en dicha universidad, debido a sus investigaciones sobre las PAE y  por su postura a favor del derecho de las mujeres a la interrupción de un embarazo,  y se optó por recluirlo en el laboratorio relegado a la  posición de Investigador Asociado. Esto le brindó la oportunidad de profundizar en sus estudios sobre los posibles efectos abortivos de las PAE, tanto en animales como en mujeres. Finalmente fue despedido en el año 2006 por su defensa pública de la anticoncepción de emergencia y por haber declarado que las PAE  que utilizan el levonorgestrel  como principio activo no son  abortivas.  A diferencia de Galileo, el doctor Croxatto optó por aferrarse a la ciencia,  abjurar de su fe (renunció al Opus Dei y al catolicismo) y dedicar su vida y sus conocimientos a promover la salud reproductiva de las mujeres en el mundo.

Gracias a científicos como Horacio Croxatto es posible el  uso  las PAE  en países con leyes restrictivas a todas las formas de interrupción del embarazo (como El Salvador), en donde se ha convertido en una medida fundamental para el mantenimiento de la salud de las mujeres, en especial de aquellas que  han sido abusadas sexualmente y que se les niega el derecho a decidir libremente respeto a su maternidad. Muchos embarazos por violación o por sexo forzado pueden evitarse de esta manera, y con ello se puede prevenir   abortos en condiciones inseguras, suicidios de mujeres con embarazos forzados  y hasta asesinatos y/o  el abandono de recién nacidos/as. De allí la importancia que el personal médico que atiende a una mujer en este tipo de situaciones suministre estos AE como parte del protocolo obligatorio de atención.

Sin embargo, pese a esto,   ciertos sectores oscurantistas y sexofóbicos de la sociedad salvadoreña que cuentan con supremos  poderes ideológicos,  políticos, económicos y mediáticos, insisten en acallar y condenar estas verdades científicas (como lo hicieron en el pasado con la teoría heliocéntrica)  y  se afanan en sustituirlas por las enseñanzas de la Santa Madre Iglesia, según la cual “la píldora del día después es abortiva”, para lo cual se basan en la doctrina de la Academia Pontificia para la Vida, según la cual las PAE impiden la anidación del óvulo fecundado en él útero, y con ello truncan la posibilidad de un embarazo”.

A partir de esta doctrina, la Academia Pontificia para la Vida ha hecho un llamado  a médicos y farmacéuticos a que «apliquen con firmeza la objeción de conciencia moral» y que testimonien «con valentía y con los hechos el valor inalienable de la vida humana, especialmente frente a nuevas formas subrepticias de agresión a los individuos más débiles e indefensos, como es el caso del embrión humano».  Este llamamiento significa que se nieguen a proporcionar PAE a mujeres que lo necesiten aún cuando las leyes del país les ordenen hacerlo y  peor aún, que se nieguen a proporcionarlas a sabiendas que  la salud y la vida de una mujer se pondrán en peligro por la no prevención de un embarazo. Los  miembros  del Opus Dei y de la Fundación Sí a a Vida en nuestro país  funcionan como caja de resonancia de esta doctrina de fe, y se encargan de divulgar mediante diversos medios y ante distintos públicos (especialmente adolecentes y jóvenes) la doctrina según la cual las PAE son abortivas y que no deben ser utilizadas, ni siquiera cuando una mujer ha sido víctima de una violación sexual.

Mientras esto sucede ante la indiferencia de la comunidad científica salvadoreña, un reciente estudio elaborado por investigadores/as de la OMS y del Instituto Gutmacher, publicado por la revista científica The Lancet el 19.01.2012,  advierte que pese a la disminución en la tasa  de abortos experimentada en los últimos años a nivel mundial, en América Latina los abortos están aumentando, especialmente los practicados en condiciones peligrosas para la salud y la vida de las mujeres: 32 por cada 1,000 mujeres. De acuerdo a este estudio, la tendencia al aumento en la tasa de abortos en la región  coincide con la aprobación de reformas legales para  prohibir todas las formas de interrupción voluntaria del embarazo, que a su vez han estado acompañadas de mayores obstáculos para el acceso de las mujeres a métodos anticonceptivos, en especial de las PAE.

Según esta investigación, la tendencia en América Latina contrasta con lo ocurrido en otras regiones y países en donde se ha despenalizado la interrupción del embarazo y se ha facilitado el acceso a métodos de planificación familiar, incluyendo las PAE. En Sudáfrica por ejemplo, que despenalizo el aborto desde 1997,  tiene la tasa de abortos más baja de todo el continente africano y ha logrado reducir la  mortalidad materna relacionada con abortos inseguros en un 91%. Otro caso es España, en donde a partir de la aprobación de la Ley de Salud Sexual y Reproductiva en 2010, se observó una leve reducción en el número de mujeres que decidieron terminar voluntariamente un embarazo.

Frente a esta evidencia,   se necesita que en El Salvador  se abra un debate sobre la salud sexual y reproductiva de las mujeres, que sea científico y ético al mismo tiempo. De lo contrario, miles de mujeres seguirán pagando con su salud y sus vidas, el costo de no hacer nada frente a la influencia de los fundamentalismos religiosos sobre las políticas públicas.  Por eso es urgente que la  comunidad científica salvadoreña salga del cómodo refugio en el que se encuentra, e ilumine las mentes y el conocimiento de quienes tienen en sus manos garantizar el  derecho a la salud de las mujeres, y en particular el de aquellas mujeres  que necesitan al menos prevenir un embarazo forzado.

En octubre de 2011, la Comisión Nacional de Bioética de El Salvador dio a conocer un comunicado  público en el cual hizo un llamado al debate abierto y pluralista de los problemas nacionales en diversos ámbitos relacionados con la bioética, incluyendo un “debate amplio, abierto e informado con respecto a la garantía de salud sexual y reproductiva y las políticas actuales de penalización del aborto”. Han transcurrido más de tres meses desde este comunicado, y las mujeres salvadoreñas siguen enfermando y muriendo por el irrespeto a su derecho a la salud y a la vida.

¿Podemos esperar que la comunidad científica salvadoreña se decida a  participar en este debate o es que como Galileo Galilei también optarán por callar para no terminar en la hoguera de los  inquisidores del siglo XXI?.