CEG-UES celebra 17 años a favor de los derechos de las mujeres universitarias

Por: Dalila Hernández

El pasado 26 de agosto se llevó a cabo el conversatorio “17 años del Centro de Estudios de Género: avances y retos”, realizado en el marco de su aniversario, donde se destacaron los esfuerzos y los logros obtenidos desde su creación en 2004.

El Vicerrector Académico de la Universidad de El Salvador, Raúl Azcúnaga, quien participó en la apertura de la actividad, recalcó que visualizar estos temas dentro del recinto universitario, es un reconocimiento a las luchas por transformar la realidad social en la que vivimos.

El Vicerrector Administrativo, Juan Rosa Quintanilla, por su parte, manifestó que es importante desaprender y aprender conceptos que nos guíen en la defensa de la igualdad de género, y destacó el reconocimiento del trabajo del Centro de Estudios de Género, por el avance de la igualdad entre mujeres y hombres de la Universidad.

Son 17 años, donde se celebra el trabajo constante, sistemático y fundamental destacó el director del Centro de Estudios de Género, Danilo Ramírez durante el desarrollo de esta actividad, donde se contó con la participación de representantes de las Dignas, las Mélidas, Colectiva Feminista para el desarrollo Local, ANDRYSAS y del Instituto Salvadoreño para el Desarrollo de la Mujer, ISDEMU; organizaciones feministas y de mujeres del país que han aportado significativamente al trabajo del Centro dentro de la Universidad.

Cabe destacar, que los procesos de formación en la Universidad de El Salvador se desarrollan con el fin de erradicar prácticas patriarcales y promover una cultura de solidaridad y respeto a la diversidad, tanto a nivel interno como externo de la ciudad universitaria.

La Coordinadora General de la Asociación de Mujeres por la Dignidad y la Vida, Las Dignas, América Romualdo, dijo que los esfuerzos por institucionalizar, y visibilizar a las mujeres en la UES es histórico, como lo fue la Secretaría de la Mujer Universitaria que en los años 90 trabajó por desarrollar una conciencia universitaria con enfoque de derechos de las mujeres.

Delia Cornejo, coordinadora del programa de autonomía del cuerpo de la Asociación Movimiento de Mujeres Mélida Anaya Montes, habló de la importancia del aporte a la investigación con enfoque de género, ya que contribuye a masificar estos procesos de transformación del imaginario social, de ahí la apuesta porque desde la Universidad se fomenten investigaciones con enfoque de género, que contribuyan a visibilizar las desigualdades entre mujeres y hombres en la sociedad.

La Secretaria General de la Asociación Nacional de Regidoras, Síndicas y Alcaldesas Salvadoreñas, Alma Bonilla resaltó durante su participación en el conversatorio, que la violencia contra las mujeres está en todos los ámbitos, por lo cual se deben fortalecer estos espacios, como el Centro de Estudios de Género que contribuyen a erradicarla.

Para Ana maría Minera, quien participó en representación del ISDEMU, se refirió a los retos que como Centro de Estudios de Género se han enfrentado sus exdirectoras, así como el director actual para poder sostener el trabajo de la unidad, aún con el poco o nulo presupuesto de esta para desarrollar acciones en la Universidad a favor de las mujeres.

Laura Moran integrante de la Colectiva Feminista para el Desarrollo Local, agregó que en la actualidad se encuentran trabajando en la Universidad, con procesos formativos, con el fin de fortalecer las capacidades de las diferentes instancias de la Universidad, para tener los canales idóneos y académicos al momento de brindar apoyo a mujeres víctimas de violencia.

El director del CEG-UES, Danilo Ramírez, mencionó parte de logros y avances, entre ellos, el contar con una Política de Equidad de Género desde 2004 y el Plan de Igualdad de la UES (2014-2015).

Sumado a ello, mencionó los procesos de sensibilización, como diplomados que se han desarrollado, y dijo que, pese a no contar con un presupuesto asignado para esta labor, se cuenta con la alianza de las diferentes organizaciones y asociaciones de mujeres, lo que ha permito gestionar proyectos de formación en actividades internas y externas con mujeres que han sido formadas como defensoras de los derechos de las mujeres.

Otro de los logros dijo, es la Maestría de Estudios de Género que fue aprobada por el CSU, y se desarrolla desde 2020 en la Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Sociales. Así también, dijo, es importante que se reconociera a la Universidad de El Salvador, como defensora de los derechos de las mujeres, al ser propuesta para que formara parte del Sistema Nacional de Educación para la Igualdad Sustantiva, agregó el Coordinador del CEG Danilo Ramírez.

Sin lugar a dudas, el Centro de Estudios de Género continuará con su labor, acompañando sensibilizando, investigando y transformando el conocimiento en cuanto a la temática de género y sobre todo defendiendo los derechos humanos de las mujeres.

El vídeo completo del conversatorio lo encuentra en este link: https://youtu.be/t73F7jvysOU

 

El Salvador: La necesidad de un debate científico y ético sobre salud sexual y reproductiva

Por. Julia Evelyn Martínez

La autora es economista feminista y profesora de la escuela de economía de la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” (UCA) de El Salvador.

En el año 1633 Galileo Galilei fue condenado por el Sagrado Oficio de la Iglesia Católica   por la publicación de su obra “Diálogo acerca de los dos sistemas principales del mundo: el tolemaico y el copernicano”,  en la que se adhirió  a la teoría heliocéntrica de Nicolás Copérnico, que había sido declarada  en 1616 como herejía.  Treinta y tres años antes, el Sagrado Oficio había condenado a Giordano Bruno a ser quemado en la hoguera por  afirmar que el Universo era infinito y que el sol era apenas una estrella entre millones.

En el acta de acusación de Galileo se lee el siguiente párrafo: “ La doctrina de que la Tierra no se halla en el centro del universo ni está inmóvil sino  que gira, incluso en una rotación diaria, es absurda; es falsa desde el punto de vista psicológico y teológico y constituye, cuando menos, una ofensa a la fe”.

En un primer momento, el talante científico de Galileo se sobrepuso al miedo a la  inquisición y escribió un discurso de defensa en el que coloca a la ciencia y la razón por encima de los dogmas y la superstición. En un párrafo de este discurso se lee: “Se condena la doctrina que postula que la Tierra se mueve y el Sol está fijo, porque las Escrituras mencionan en muchos pasajes que el Sol se mueve y la Tierra permanece fija… Afirman los piadosos que las Escrituras no pueden mentir. Pero nadie negará que con frecuencia son abstrusas y su verdadero significado difícil de comprender; su importancia va más allá de las meras palabras. Opino que, en la discusión de los problemas naturales, no deberíamos empezar por las Escrituras, sino por los experimentos y las demostraciones”.

Sin embargo, meses después, cuando la hoguera se perfilaba como el posible desenlace de su enfrentamiento con el Vaticano, el pragmatismo se impuso  al espíritu científico de Galileo. Se retractó públicamente  y admitió que “habiendo sido amonestado por el Sagrado Oficio para que abandone por completo la falsa opinión de que el Sol se halla en el centro del universo y está inmóvil y de que la Tierra no ocupa el centro del mismo sino que se mueve… he sido… sospechoso de herejía, es decir, de haber manifestado y creído que el Sol es el centro del universo y está fijo, y que la Tierra no ocupa el centro del mismo sino que gira… Yo abjuro con toda sinceridad y con genuina fe, execro y detesto los mismos pecados y herejías y, en general, todas y cada una de las ofensas y sectas contrarias a la Santa Iglesia católica”.

Ciertamente Galileo corrió  mejor suerte que Gordiano Bruno, pero a cambio debió aceptar un deshonroso exilio en Florencia,  que si bien el permitió seguir investigado y desarrollado sus teorías, le condenó a vivir hasta el final de sus días con la certeza que la teoría heliocéntrica no estaba equivocada pero que tenía que mantener la boca cerrada para “no hacer olas”, ni cuestionar públicamente la posición de la iglesia.

Trecientos cincuenta años después, el Papa Juan Pablo II  informó al mundo que después de una investigación minuciosa se había tomado la decisión de  rehabilitar históricamente la vida y obra científica de Galileo, poniendo así punto final a este penoso pasaje de la historia de la relación entre religión y ciencia, que quedo así relegado a un simple  “malentendido que pertenece al pasado”.

En el dictamen de la Comisión del Vaticano que recomendó la rehabilitación de Galileo se señala que «la abjuración del sistema copernicano por parte de Galileo se debió esencialmente a su personalidad religiosa, que pretendía obedecer a la Iglesia aunque ésta estuviera en el error. Galileo no quería ser un hereje, no quería exponerse a la condenación eterna, y por tanto aceptó la abjuración para no pecar.» Es decir, que para la Comisión del Vaticano, la gran enseñanza de Galileo consistió en su decisión de abjurar de su teoría, no por creer que estaba equivocado, sino para no desobedecer a la Santa Madre Iglesia.

Muchas veces creemos que con la llegada de la Ilustración o del postmodernismo,  historias como las de Galileo Galilei pertenecen a un obscuro pasado, al cual la humanidad no podrá retroceder jamás. Otras veces, confiamos que los avances científicos y  la masificación de los medios de información y de comunicación en la era de la globalización representan la mejor garantía de que las sociedades no sucumban al  influjo  de la superstición y los mitos.

Sin embargo, en pleno siglo XXI se puede aún constatar en nuestro país como grupos de fanáticos/as religiosos/as imponen sus dogmas de fe como normas jurídicas, sociales y/o políticas a la cuales debe ajustarse la sociedad y la comunidad científica. Estos grupos  tienen el poder de enviar a la hoguera del desprestigio y del aislamiento social a cualquiera que intente cuestionar estos dogmas y/o sustituirlos por verdades científicas. Por eso, los partidos políticos, el Presidente de la República, los Magistrados de la Corte Suprema de Justicia,  los medios de comunicación, los tanques de pensamiento  y hasta las universidades,  les temen, y están dispuestos a evitar a toda costa entrar en una abierta confrontación con ellos, aunque esto signifique renegar de la ciencia y/o de los derechos humanos.

Se dice que para muestra un botón. Tomemos como botón de muestra de este retorno al oscurantismo, la postura de la Jerarquía de la Iglesia Católica en torno a la prohibición del  uso de las métodos anticonceptivos de emergencia, (conocidos como “píldoras del día después”), cuyo uso podría evitar embarazos forzados en mujeres que han sido víctimas de violación o que han sido obligadas por sus parejas a mantener relaciones sexuales sin protección.

El uso de métodos anticonceptivos es una constante a lo lago de la historia de la humanidad  y su uso esta documentado en las grandes civilizaciones y culturas (Egipto, Grecia, Roma, China, etc.). Es decir, estos métodos no aparecen con el advenimiento de la “revolución sexual” de los años sesenta ni tampoco con la aprobación de instrumentos jurídicos relacionados con los  derechos  humanos de las mujeres. Se trata de un campo de investigación y desarrollo de la ciencia  en constante innovación, que ha permitido mejorar las condiciones de salud sexual y reproductiva de millones de mujeres y hombres en todo el mundo, y que hasta el advenimiento del neoconservadurismo y del neo integrismo en los años ochenta, no contaba con una oposición significativa de parte de sectores religiosos.

De acuerdo al Doctor Horacio Bruno Croxatto, considerado la máxima autoridad científica en materia de  investigación y desarrollo de métodos anticonceptivos de emergencia en el mundo, las píldoras anticonceptivas de emergencia (PAE) son solo  compuestos hormonales que actúan  en la fase pre-ovulatoria, es decir,  antes de la fecundación de un ovulo y de implantación  de un embrión en el útero, que es cuando científicamente se reconoce la existencia de un embarazo. Lo único que pueden hacer las PAE para impedir el embarazo es retardar  o inhibir  la ovulación, (impedir que el ovulo salga del ovario). Una vez que la ovulación ha ocurrido, las PAE no tienen ningún efecto. De allí la importancia de usarlas lo antes posible después de una relación sexual y no esperar “hasta el día después”.

Curiosamente,  una  gran parte de los cincuenta años de investigaciones del doctor Croxatto se realizaron en la Facultad de Medicina de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Por orden del Vaticano  fue separado en 1998 de su cátedra en dicha universidad, debido a sus investigaciones sobre las PAE y  por su postura a favor del derecho de las mujeres a la interrupción de un embarazo,  y se optó por recluirlo en el laboratorio relegado a la  posición de Investigador Asociado. Esto le brindó la oportunidad de profundizar en sus estudios sobre los posibles efectos abortivos de las PAE, tanto en animales como en mujeres. Finalmente fue despedido en el año 2006 por su defensa pública de la anticoncepción de emergencia y por haber declarado que las PAE  que utilizan el levonorgestrel  como principio activo no son  abortivas.  A diferencia de Galileo, el doctor Croxatto optó por aferrarse a la ciencia,  abjurar de su fe (renunció al Opus Dei y al catolicismo) y dedicar su vida y sus conocimientos a promover la salud reproductiva de las mujeres en el mundo.

Gracias a científicos como Horacio Croxatto es posible el  uso  las PAE  en países con leyes restrictivas a todas las formas de interrupción del embarazo (como El Salvador), en donde se ha convertido en una medida fundamental para el mantenimiento de la salud de las mujeres, en especial de aquellas que  han sido abusadas sexualmente y que se les niega el derecho a decidir libremente respeto a su maternidad. Muchos embarazos por violación o por sexo forzado pueden evitarse de esta manera, y con ello se puede prevenir   abortos en condiciones inseguras, suicidios de mujeres con embarazos forzados  y hasta asesinatos y/o  el abandono de recién nacidos/as. De allí la importancia que el personal médico que atiende a una mujer en este tipo de situaciones suministre estos AE como parte del protocolo obligatorio de atención.

Sin embargo, pese a esto,   ciertos sectores oscurantistas y sexofóbicos de la sociedad salvadoreña que cuentan con supremos  poderes ideológicos,  políticos, económicos y mediáticos, insisten en acallar y condenar estas verdades científicas (como lo hicieron en el pasado con la teoría heliocéntrica)  y  se afanan en sustituirlas por las enseñanzas de la Santa Madre Iglesia, según la cual “la píldora del día después es abortiva”, para lo cual se basan en la doctrina de la Academia Pontificia para la Vida, según la cual las PAE impiden la anidación del óvulo fecundado en él útero, y con ello truncan la posibilidad de un embarazo”.

A partir de esta doctrina, la Academia Pontificia para la Vida ha hecho un llamado  a médicos y farmacéuticos a que «apliquen con firmeza la objeción de conciencia moral» y que testimonien «con valentía y con los hechos el valor inalienable de la vida humana, especialmente frente a nuevas formas subrepticias de agresión a los individuos más débiles e indefensos, como es el caso del embrión humano».  Este llamamiento significa que se nieguen a proporcionar PAE a mujeres que lo necesiten aún cuando las leyes del país les ordenen hacerlo y  peor aún, que se nieguen a proporcionarlas a sabiendas que  la salud y la vida de una mujer se pondrán en peligro por la no prevención de un embarazo. Los  miembros  del Opus Dei y de la Fundación Sí a a Vida en nuestro país  funcionan como caja de resonancia de esta doctrina de fe, y se encargan de divulgar mediante diversos medios y ante distintos públicos (especialmente adolecentes y jóvenes) la doctrina según la cual las PAE son abortivas y que no deben ser utilizadas, ni siquiera cuando una mujer ha sido víctima de una violación sexual.

Mientras esto sucede ante la indiferencia de la comunidad científica salvadoreña, un reciente estudio elaborado por investigadores/as de la OMS y del Instituto Gutmacher, publicado por la revista científica The Lancet el 19.01.2012,  advierte que pese a la disminución en la tasa  de abortos experimentada en los últimos años a nivel mundial, en América Latina los abortos están aumentando, especialmente los practicados en condiciones peligrosas para la salud y la vida de las mujeres: 32 por cada 1,000 mujeres. De acuerdo a este estudio, la tendencia al aumento en la tasa de abortos en la región  coincide con la aprobación de reformas legales para  prohibir todas las formas de interrupción voluntaria del embarazo, que a su vez han estado acompañadas de mayores obstáculos para el acceso de las mujeres a métodos anticonceptivos, en especial de las PAE.

Según esta investigación, la tendencia en América Latina contrasta con lo ocurrido en otras regiones y países en donde se ha despenalizado la interrupción del embarazo y se ha facilitado el acceso a métodos de planificación familiar, incluyendo las PAE. En Sudáfrica por ejemplo, que despenalizo el aborto desde 1997,  tiene la tasa de abortos más baja de todo el continente africano y ha logrado reducir la  mortalidad materna relacionada con abortos inseguros en un 91%. Otro caso es España, en donde a partir de la aprobación de la Ley de Salud Sexual y Reproductiva en 2010, se observó una leve reducción en el número de mujeres que decidieron terminar voluntariamente un embarazo.

Frente a esta evidencia,   se necesita que en El Salvador  se abra un debate sobre la salud sexual y reproductiva de las mujeres, que sea científico y ético al mismo tiempo. De lo contrario, miles de mujeres seguirán pagando con su salud y sus vidas, el costo de no hacer nada frente a la influencia de los fundamentalismos religiosos sobre las políticas públicas.  Por eso es urgente que la  comunidad científica salvadoreña salga del cómodo refugio en el que se encuentra, e ilumine las mentes y el conocimiento de quienes tienen en sus manos garantizar el  derecho a la salud de las mujeres, y en particular el de aquellas mujeres  que necesitan al menos prevenir un embarazo forzado.

En octubre de 2011, la Comisión Nacional de Bioética de El Salvador dio a conocer un comunicado  público en el cual hizo un llamado al debate abierto y pluralista de los problemas nacionales en diversos ámbitos relacionados con la bioética, incluyendo un “debate amplio, abierto e informado con respecto a la garantía de salud sexual y reproductiva y las políticas actuales de penalización del aborto”. Han transcurrido más de tres meses desde este comunicado, y las mujeres salvadoreñas siguen enfermando y muriendo por el irrespeto a su derecho a la salud y a la vida.

¿Podemos esperar que la comunidad científica salvadoreña se decida a  participar en este debate o es que como Galileo Galilei también optarán por callar para no terminar en la hoguera de los  inquisidores del siglo XXI?.

«Las mujeres son prioridad»: Licenciado Danilo Ramírez, director Centro de Estudios de Género de la UES

El Centro de Estudios de Género de la Universidad de El Salvador (CEG-UES), desde su creación en el 2004, se ha mantenido como un ente de sensibilización y transformación de conocimiento en cuanto a la temática de Género y Derechos Humanos de las Mujeres en los tres sectores que conforman el alma mater, docente, estudiantil y administrativo. 

La sensibilización, transformación y refuerzo de conocimiento son tres pilares fundamentales para el CEG como lo determina la Política de Equidad de Género de la UES, como aporte concreto para que la Universidad de El Salvador desarrolle un trabajo institucional sostenido en beneficio de las mujeres universitarias.

El Licenciado José Danilo Ramírez, nombrado Director del Centro de Estudios de Género el 1 de junio de 2017 brindó una entrevista el 7 de junio de 2017 a la Revista Radial Atenea que se transmite desde hace 8 años por el 660 AM y http://www.ues.edu.sv/radio-ysues de YSUES Radio Universitaria.

¿Cuál ha sido su formación encaminado a visibilizar las desigualdades por razón de género en la UES?
Ha sido toda una experiencia que inició en los años 70, desde entonces hemos tenido un acercamiento con el colectivo de mujeres quienes han manifestado en su momento, el problema de discriminación, marginación y acoso que habían vivido y experimentamos en la guerra.
Y así fui prácticamente formándome y acercándome a apoyar varios movimientos de mujeres, uno de ellos es la Coordinadora Nacional de la Mujer (CONAMUS) por los años 80 que apoyé ampliamente en todo su desarrollo. Fui testigo de varios casos de atención a mujeres maltratadas y de los proyectos que se tenían como la casa de apoyo de las mujeres maltratadas, un proyecto interesante, donde observé la atención psicológica que se les daba a las mujeres, así como el seguimiento.
Así también participé en varios movimientos de debates donde enfocábamos el género y poco a poco fui conociendo la teoría y la práctica, yo empecé más por práctica y luego la teoría. Tengo formación en cursos y diplomados con enfoque de género. De 2015 a junio de 2017, fui coordinador de la Comisión de Género de la Asamblea General Universitaria desde donde se presentaron diversos proyectos encaminados a visibilizar el aporte de las mujeres en la UES, así como las brechas de género en la institución.

¿Cómo se toma la decisión de que sea usted parte de la dirección del Centro de Estudios de Género y cuál es el apoyo que tiene desde las autoridades al momento de asumir este puesto?
Precisamente fue la experiencia que se tuvo con la coordinación de la Comisión de Género de la AGU, ya que el Señor Rector Roger Arias desde antes de llegar a la Rectoría nos estuvo observando como trabajábamos.
Luego platicando con un equipo de apoyo institucional sobre los proyectos para la UES, decíamos que el Centro de Estudios realmente no estaba siendo apoyado y que se necesita que la gestión sea mayor, porque como ya todo mundo sabe la Unidad nace sin presupuesto y continúa en esas condiciones.
Lo que actualmente se hace y que es bastante, se está realizando con un mínimo de recursos y fue así como le dije al señor rector que estaba de acuerdo en asumir este reto siempre y cuando
se nos apoyara con los recursos y con el seguimiento a lo que como Centro nos proyectemos, y fue que él respondió que está en toda la disposición de apoyarnos. De tal forma que el 31 de mayo me dio el acuerdo para que iniciara a partir del primero de junio como Di- rector del Centro de Estudios de Género. Aclarar que aún no estoy trabajando a tiempo completo porque tengo mis actividades académicas en la Facultad de Química y Farmacia, pero que estoy dispuesto a escatimar esfuerzo y tiempo para el trabajo de esta Unidad en beneficio de las mujeres y la diversidad dentro de la Universidad de El Salvador.

¿Qué significa ser Director del Centro de Estudios de Género?
Significa mucho porque siempre ha sido un sueño poder aportar al desarrollo de las mujeres y de la comunidad LGTBI, porque tenemos una cantidad bastante considerable de población LGTBI, y me siento muy emocionado cuando llego y encuentro un equipo con toda la disposición de trabajar realmente me siento muy feliz, pero al mismo tiempo con un poco de temor porque es un gran desafío.
Lo que estamos proyectando en estos momentos es bastante amplio y vamos a necesitar de todo el apoyo, no solo a nivel interno, sino también a nivel externo desde las asociaciones de mujeres, mujeres trans, masculinidades no violentas y asociaciones afines que trabajan con el enfoque de género. Así también de las instituciones gubernamentales y no gubernamentales que trabajan el enfoque de género y también se tocaran puertas a nivel internacional.

¿Qué Asociaciones de Mujeres se le han acercado como Director para continuar desarrollando el trabajo en la UES, partiendo que ha habido muchas críticas desde que se dio a conocer su nombramiento?
Bueno como desde los 70 u 80 he venido acompañando estos movimientos, hay mujeres que me conocen y saben cuál es mi trabajo y mi pensamiento con respecto al apoyo y acompañamiento al desarrollo de la mujer y para la defensa de los derechos. En ese sentido, ha habido compañeras que me han llamado, otras que me han escrito felicitándome y brindándome el apoyo para el trabajo del centro.
Por ejemplo, la Alianza de Mujeres con quienes estuvimos trabajando desde la Comisión de Género y dimos a conocer a la Asamblea General Universitaria el proyecto de despenalización del aborto por las cuatro causales de la interrupción del embarazo; me llamaron y me dijeron que vamos a continuar con ese proyecto, se mostraron  muy contentas y me han invitado a participar en la Mesa de Salud Reproductiva del Foro Nacional de Salud porque consideran que el Centro de Estudios de Género debe de estar ahí. Por lo tanto, no deben preocuparse aquí no hay retroceso, lo que tendremos es un mayor empuje al Centro de Estudios de Género, las mujeres son prioridad para la Unidad, siempre seremos nosotras y nosotros porque también incluiremos a la diversidad, tenemos acercamiento con las asociaciones que trabajan con la comunidad LGTBI, vean en mí un aliado cien por ciento, estoy dispuesto a trabajar férreamente por el trabajo de la mujer.

¿Cuáles son las ventajas y desventajas de cambiar al Centro de Estudios de Género en un Instituto de Estudios de Género?

Los Centros de Investigación prácticamente tienen una función básica que es la de atender y apoyarse en las investigaciones y hasta ahí queda, por ejemplo el Centro trabajó la Política de Equidad de Género de la Universidad de El Salvador y la propuso pero hasta ahí se quedó. El resto le competía a las diversas unidades que conforman la Universidad, decanaturas y vicedecanaturas, y que la planta docente la retomaran y empezaran a replicar durante su interacción con el estudiantado, pero ¿qué pasó?, hay mucha gente que decían y dicen no conocerla. Como Instituto de Estudios de la Mujer se impulsaran más investigaciones y se dará acreditación a los diplomados y/o postgrados que se impartan. En este momento el Centro de Estudios de Género de la UES ha estado brindando atención a las mujeres sin tener un espacio físico suficiente para ello. En cambio en el instituto tendremos tres grandes espacios a los que daremos respuesta a través de la Secretaría de la Mujer, Diversidad y Masculinidades No Violentas.

Se habla de un Congreso para el mes de noviembre, ¿qué nos puede decir al respecto? 
Si, sería el primer Congreso de Identidad y Equidad de Género de la UES: educación superior, docencia, ciencia y proyección social con igualdad y equidad de Género. A raíz de los casos que se estaban viendo y a los que se les daba seguimiento desde la Co- misión de Género de la Asam- blea General Universitaria, se identificó la necesidad de hacer un diagnóstico actualizado sobre la situación de género en la UES, y es ahí donde surgió la idea inicial de hacer un foro.
Como Comisión, invitamos a varias mujeres para que nos dijeran qué les parecía la idea y las respuestas fueron a favor. Al inicio se había pensado en dos días, pero posteriormente en reuniones con las compañeras feministas que nos están ayudando como la Maestra Candelaria Navas, la Ingeniera América Romualdo, la Maestra Sofía Cabrera, entre otras.
Fueron ellas las que dijeron que dos días no son suficientes si queremos sacar resoluciones contundentes, por lo tanto, se estableció que el Congreso se lleve a cabo tres días. Es así como se está en planificación del Congreso del 22 al 24 de noviembre de este año en el marco de la conmemoración del Día de la No violencia contra las Mujeres que es el 25 de noviembre.
Estamos trabajando en ello y esperamos que las resoluciones del congreso, sean tomadas en cuenta por las autoridades como un mandato por decirlo así, para iniciar los cambios de erradicación de la violencia y discriminación contra las mujeres en la UES.
Algunas de las problemáticas a tratar en el congreso son Responsabilidad social de las Universidades y su papel en desarrollo sostenible con enfoque de género; , Desarrollo humano y subjetividad; Identidad y diversidad; Tendencias del Desarrollo Universitario; Sistemas de educación superior en el mundo; la Equidad de Género como necesidad Social y los estudios de género como campo Interdisciplinario y procesos de construcción con identidades profesionales, entre otros temas. En el Congreso se expondrán los proyectos de investigación que realice el estudiantado en el “Curso
Sexualidad y Género”, impartido por AMATE El Salvador, en coordinación con el CEG-UES.

¿Cuál es el compromiso de las autoridades Universitarias, ante el trabajo del CEG-UES? 
Primero que nada, decir que acepté el reto por el compromiso del Rector de la Universidad, Maestro Roger Arias a apoyar al Centro de Estudios de Género. Él tiene mucha apertura sobre el tema de género y lo noté desde que él estaba como Decano de la Facultad de Ciencias Económicas, ya que apoyó varios procesos y promovió al personal para que se especializarán en el tema. De hecho, fue él quien me comentó sobre su preocupación por la unidad, que no cuenta con un presupuesto adecuado. En ese sentido, decir que él está en toda la disposición de apoyarnos y que el Instituto de Estudios de Género en la UES sea una realidad.

Diputadas y Diputados de El Salvador tienen la responsabilidad de legislar por la salud y vida de las mujeres

Redacción: Roselia Núñez

¿Qué pasa con la justicia hacia las mujeres de El Salvador? A las mujeres que tienen problemas obstétricos las acusan de homicidio agravado y las encarcelan 30 años, incluso hay una petición de ARENA para que la pena se aumente a 50 años. Mientras que el delito por violación a una menor de edad, es de 14 a 20 años porque así está regulado en el Código Penal salvadoreño.

Fotografía tomada de Internet

El 11 de octubre de 2016, la diputada por el FMLN Lorena Peña y entonces Presidenta de la Asamblea Legislativa presentó a ese órgano de Estado una propuesta de Reforma al artículo 133-A del Código Penal que permita a las mujeres y niñas la interrupción del embarazo cuando ponga en riesgo su salud, vida e integridad; cuando el embarazo sea producto de una violación sexual, estupro o trata de personas; o en casos donde la vida extrauterina del feto sea inviable.

En todos los casos, si la mujer gestante así lo decide. Llama la atención que durante los dos o tres primeros días de realizada esta petición, los medios de comunicación inundaron los espacios con titulares como “despenalización del aborto en El Salvador”; “la Presidenta del Congreso busca despenalizar el aborto en El Salvador”, entre otros, sin profundizar que con esta reforma se busca el respeto a los Derechos Humanos, a la vida y a la salud de las mujeres y niñas embarazadas.

Sin ahondar también en datos alarmantes como el registro de la Fiscalía General de la República que entre 2010 y 2015 obtuvo 7 mil 218 víctimas de violación sexual y que 9 de cada 10 casos eran niñas, obviando además el hecho de que el tema es un problema de salud pública al que debe dársele prioridad debido a que el Código Penal actual no presenta posibilidades de salvar la vida de las mujeres cuando está en riesgo su salud y su vida por un embarazo y se vulnera claramente su derecho a elegir plenamente sobre su vida cuando el embarazo es por una violación afectándoles no solo físicamente, sino emocional, sicológica y económicamente, sobre todo a las mujeres más pobres de El Salvador.

Llama la atención, que si bien la violación de mujeres, adolescentes y niñas es perseguida y penada por la legislación salvadoreña, solo el 54.14 % de los casos denunciados son judicializados y únicamente el 8.1 % terminan en condena”.

El Observatorio de Violencia de ORMUSA de enero al 15 de octubre de 2016 la Policía Nacional Civil registró alrededor de 2,806 denuncias por delitos sexuales como estupro, violación y violación en menor e incapaz y donde el delito más denunciado fue el de violación en menor e incapaz, con 1,542 denuncias, equivalente al 55%, curiosamente a este dato no se le da la cobertura ni condena mediática, como se hace en casos de mujeres que “supuestamente han abortado”.

En agosto de 2016, los medios de comunicación dieron la noticia de que “una alumna que tenía siete meses de embarazo abortó en la institución educativa”, y así se manejó sin esperar una constancia médica que dijera realmente lo que había sucedido.

De hecho, fueron muchos los medios que dieron esta noticia, ignorando que no se trataba de un aborto y minimizando la responsabilidad del hombre, un pastor evangélico responsable de embarazar a esta joven de 17 años de edad, lo cual se vuelve un delito, nuevamente, de acuerdo a nuestra legislación salvadoreña. Según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) y el Ministerio de Salud (MINSAL), en 2015 cada 21 minutos hubo un embarazo de niña o adolescente en El Salvador.

A estos datos, los medios de comunicación no le dieron mayor énfasis, pero si al caso de la bachiller del instituto de Santa Tecla, hecho que se estuvo a nivel mediático por 5 días y más, no así a la resolución del Juzgado Segundo de Instrucción de Santa Tecla que al final de toda la condena mediática y social dio por resultado, un mes y medio después que la joven no abortó, sino que “la bebé nació muerta y que no tenía cerebro”.

Es decir, un parto extra hospitalario prematuro anencéfalo. Y con esa resolución los medios de comunicación terminaron con la persecución a esta joven, sin darle el derecho a respuesta…. No pensaron en el daño moral, psicológico y emocional que a ella le trajo en primera instancia el sobrellevar un embarazo, y en segunda instancia el señalamiento de la gente que con su doble moral la critican a ella “por embarazarse y por supuestamente abortar”, no hubo seguimiento al padre de la niña, no hubo persecución para este hombre que estando casado con la hermana de la joven la sedujo o la violó, sin moral y respeto hacia su esposa. Eso no se cuestiona, ni socialmente y tampoco en los medios de comunicación, sólo se culpa a ella y se condena como si fuera la única responsable de la relación y de las consecuencias de la misma.

Cuando se habla de aborto, un tema tabú aún, se vienen argumentos basa- dos en la moralidad y la religiosidad que coloca en desventaja a las mujeres. El 11 de julio de 2016, el Diputado Velásquez Parker y otros diputados y diputadas del partido ARENA presentaron una iniciativa que busca reformar artículos (133, 139, 373 y 374) del Código Penal para elevar las penas por aborto consentido y propio que estos momentos es de 2 a 8 años, a una pena de 30 a 50 años para las mujeres.

Para el Movimiento por una Cultura Laica y otras organizaciones sociales, esta propuesta de ARENA “es violatoria de los principios de igualdad, ya que únicamente las mujeres son afectadas por esta condición humana de riesgo por embarazo y aquellas mujeres con condiciones económicas precarias son más vulnerables a la influencia de factores que pueden provocar complicaciones en el embarazo como es el no tener acceso a una educación de calidad y en un nivel adecuado, a no tener acceso a vivienda digna que le asegure un entorno saludable, a no tener acceso a una condición alimentaria que le permita llevar un embarazo saludable, a estar expuesta a la violencia machista y otros factores que pueden provocar una condición de abortos espontáneos que no son delito sino una condición de enfermedad y es de total crueldad privarlas de libertad como ya se ha demostrado que se ha realizado con muchas mujeres”, como ejemplo las 17 mujeres injustamente encarceladas y condenadas en el país con penas hasta de 40 años de cárcel, debido a complicaciones obstétricas, y por quienes la Agrupación Ciudadana para la Despenalización del Aborto Terapéutico, Ético y Eugenésico en El Salvador inició una campaña denominada “Una flor por las 17… no dejemos que sus vidas se marchiten”, la cual dio inicio con una petición a la Asamblea Legislativa de otorgar “el indulto a las 17 mujeres condenadas en circunstancias sumamente injustas”…

La Agrupación Ciudadana para la Despenalización del Aborto Terapéutico, Ético y Eugenésico en El Salvador, realizó entre enero de 2000 y el primer trimestre de 2011 una investigación en todos los juzgados de instrucción y tribunales de sentencia del país y analizó los expedientes de mujeres que al sufrir emergencias obstétricas fueron acusadas y procesadas por aborto o delitos conexos, identificando que 129 mujeres habían sido procesadas por aborto u homicidio agrava- do. De ellas 49 habían sido condenadas, 13 por aborto y 26 por homicidio en distintos grados.

La penalización absoluta del aborto entró vigencia en 1998, posterior a la reforma del Código Penal salvadoreño en 1997. Anteriormente en El Salvador, cualquier mujer cuya vida corriera riesgo de muerte por llevar a término un embarazo, tenía la opción de salvar su vida, si ésta así lo deseaba en casos de violación o estupro (Ético), en caso que la vida de las mujeres se encuentre en riesgo, (Terapéutico), y por casos graves de malformaciones en el feto (Eugenésico). Este tema, a todas luces pareciera ser que se ha venido viendo de manera indiferente, obviando que toda mujer en estado de embarazo puede pasar por un problema obstétrico, ¿qué pasaría, si una mujer de su grupo familiar estuviera en peligro de muerte por un embarazo?.

En los medios de comunicación dieron una vasta cobertura a la muerte de la cantante Isis Gallardo, quien murió por complicaciones en su embarazo, de lo cual poco se dijo. Las notas eran orientadas a decir que fue un accidente cerebrovascular, sin especificar las razones que llevaron a dicho estado y que provocó la muerte de ella y su bebé con seis meses de gestación. La propuesta de reformar el artículo 133 del Código Penal incluye “el aborto realizado con el propósito de salvar la vida de la mujer gestante y preservar su salud, previo dictamen médico y con el consentimiento de la mujer”.

Para el movimiento por una Cultura Laica, “si bien se han dado importantes avances en la disminución de la mortalidad materna en nuestro país, existe un estancamiento y últimamente incremento en las muertes maternas por causas indirectas, producto de que el personal médico no puede proponer a la mujer que enfrenta un embarazo de alto riesgo la posibilidad de su interrupción para prevenir el riesgo de muerte o daños graves en su salud. Ante embarazos ectópicos, cardiopatías graves, cáncer y otras situaciones, la interrupción del embarazo es una opción que se debe de considerar, para que la mujer gestante tome una decisión libre e informada, tal como ocurre en el 97 % de países del mundo”.

La Comisión Nacional de Bioética de El Salvador quien recibió de la Comisión de Legislación y Puntos Constitucionales de la Asamblea Legislativa dichas propuestas para que dieran su punto de vista sobre las mismas, considera que la propuesta de la diputada Lorena Peña es la más apegada al respeto de los derechos humanos de las mujeres, ya que ha tomado en consideración “el respeto a los Derechos Humanos a la vida y a la salud de las mujeres embarazadas, los cuales son intrínsecos, universales, prioritarios o absolutos, individualizados y no agregativos”.

Esta comisión expone además, que “La Ley Especial Integral para una Vida Libre de Violencia y la Ley de Igualdad, Equidad y Erradicación de la Discriminación contra las Mujeres, reconocen y promueven el respeto a los principios de Igualdad, Justicia y Equidad para las mujeres embarazadas, que la Declaración Universal de Bioética y Derechos Humanos establece en su enunciado: “Se habrá de respetar la igualdad fundamental de todos los seres humanos en dignidad y derechos, de tal modo que sean tratados con justicia y equidad”.

Y agrega además, que “la ley LEPINA considera el Principio de Respeto de la vulnerabilidad humana y la integridad personal, vulnerada en hechos de violencia sexual de los cuales sean víctimas y “que para velar por los derechos de las niñas y adolescentes a una vida libre de violencia y en condiciones que permitan su pleno desarrollo humano, no deben tener que enfrentar embarazos impuestos que pongan en riesgo su vida y salud y representen un obstáculo para su desarrollo pleno”. Uno de los factores importantes para sensibilizar a la sociedad, así como a quienes toman decisión, es el papel de los medios de comunicación, que como entes socializadores deben ser más responsables a la hora de informar sobre estos temas.

En primera instancia llamar al tema por su nombre, interrupción del embarazo en cuatro causales, y en segunda instancia es importante también, dar a conocer todos los puntos de vista, no sólo de los grupos fundamentalistas o religiosos, sino también el respaldo de entidades internacionales como el Comité de las Naciones Unidas para la Eliminación de toda forma de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) que en un comunicado de prensa de fecha 3 de marzo de 2017 “recomendó al Estado aprobar las reformas…”, o como la postura de Catalina Martínez Coral, Directora Regional para América Latina y el Caribe del Centro de Derechos Reproductivos, quien ha sido enfática al declarar que “la hostilidad extrema hacia el aborto en El Salvador pone en peligro la salud y la vida de las mujeres”.

La propuesta de Reforma al artículo 133-A se encuentra en la Comisión de Legislación y puntos constitucionales de la Asamblea Legislativa, que a su vez abrió en febrero de este año, un espacio de consulta, donde recibieron 17 organizaciones, de las cuales 15 apoyan la reforma porque consideran que es una oportunidad de decir al mundo que El Salvador defiende la vida y legisla a favor que todas las mujeres puedan decidir sobre sus cuerpos. De no aprobarse dicha reforma, El Salvador seguirá formando parte del 3 por ciento de los países del mundo que criminalizan y violentan la salud y los derechos sexuales y reproductivos de niñas y mujeres.

El 24 de abril de este año 2017, la Alianza por la vida y la Salud de las Mujeres integrada por varias organizaciones feministas organizó una Tribuna Territorial frente a Asamblea Legislativa, y entregaron en las Oficinas Departamentales de dicho órgano de gobierno 458 cartas provenientes de los 14 departamentos del país respaldando la aprobación de la Reforma al artículo 133-A del Código Penal.

“En el ejercicio de nuestra ciudadanía activa estamos vigilantes del cumplimiento del mandato que como Asamblea Legislativa tienen de legislar a favor de la población salvadoreña y sobre todo de tomar medidas que garanticen el derecho a una vida libre de violencia contra las niñas, adolescentes y mujeres en El Salvador”, reafirmaron las organizaciones feministas durante la tribuna territorial. En ese sentido, organizaciones nacionales e internacionales reiteran el llamado a diputadas y diputados salvadoreños para que legislen a favor de la salud y vida de niñas y mujeres.